Jesús de Galilea
para mí no eres Dios,
eres sólo una idea
de la que marcho en pos.
No me humillo ni ruego
a tus plantas Jesús,
llego a ti como un ciego
que va en busca de luz.
Jesucristo eres nuestro
más grande innovador,
Profeta ¡no! Maestro
de piedad y de amor.
No le niegues al mundo
la gloria de tu ser,
que en su vientre fecundo
te engendró una mujer.
Pastor de la gleba,
sabio teorizador,
de la turba que lleva
el signo del dolor.
¡Oh, si fuera divino
el destello de tu luz
que alumbró tu camino!
¿Que valdría tu cruz?
Tu doctrina redime,
de ella vamos en pos,
como hombre eres sublime,
¡Pequeño como Dios!
de Pedro Bonifacio Palacios, Almafuerte