Ezequiel Soria

Nació en Catamarca el 23 de Agosto de 1873, sus primeros años transcurrieron en medio de sanas alegrías, de aquel hogar patriarcal de los "Sorias", patricios y señores de glorias pasadas.

Ezequiel Soria desde niño fortaleció su personalidad al contacto de hábiles maestros, como su padre, su hermano Manuel, y especialmente la admiración por Adán Quiroga, obraron como modelos en la formación de aquel niño de hogar provinciano.

Poco después de terminar los estudios secundarios, se trasladó a Buenos Aires, donde comenzó la carrera de Derecho y Ciencias Sociales. Luego ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras, pero no pudo concluir sus estudios.

Con sus virtudes y talentos, llegado a Buenos Aires, se integró a los círculos, en los cuales se reunía la intelectualidad Argentina. Así lo encontramos en el "Salón Literario" de Rafael Obligado, donde los días lunes se reunían los hombres más esclarecidos de la cultura Argentina, Americana y Española.

El Catamarqueño gustó luego de las reuniones que se realizaban en el "Café Lloverás", en que aparece su primera obra: "El año 92", o en "El Diván". No solo marcaba así la iniciación de Soria en la dramática Argentina, sino que la obra tiene otro mérito, y es el de precisar una inclinación espiritual del autor, que ya en Catamarca había llevado a Soria y a Adán Quiroga a formar un conjunto teatral.

Ezequiel Soria figura como astro de primera magnitud, ligando su nombre a los orígenes del Teatro Nacional Argentino, dado que fue Soria quién en un esfuerzo artístico maravilloso elevó la acción teatral a primer plano.

A finés del siglo XIX y comienzos del XX, el género teatral Español se encontraba en plena decadencia, con obras anticuadas y compañías que languidecían en el letargo. Fue entonces que Soria inicia un movimiento reaccionario, en el sentido de hacer teatro nacional Argentino, con elencos Españoles primero, y luego con elementos nacionales, para un público deseoso de novedades, que frente a lo nuevo propuesto por Soria lo seguía con entusiasmo.

El esfuerzo de Soria, en el movimiento reaccionario a favor de nuestro teatro, y la formación de este, fue el ideal de su vida y en lograrlo dilapidó casi el fulgor de su talento. Por esto algunos críticos dan a Ezequiel Soria, el justo título de "Fundador del Teatro Nacional Argentino".

Como dramaturgo la obra de Soria, es amplia y de muy buena calidad. Al éxito de "El Año 92", le siguieron: "El Sargento Martín", "Amor y lucha" y a estas "Justicia Criolla". La popularidad de esta última obra fue tan enorme, y tiene el valor de una pieza de transmisión entre la izquierda española y lo que es hoy nuestro teatro. Fue estrenada en el "Olimpo" en 1897, y su éxito se repitió en 1902 cuando es llevada al teatro de la Comedia.

El ingenio de Ezequiel Soria a pesar de los años continua creando y nace "Política Casera" en la cual el autor, guiado por su afán innovador construye su obra con nuevos recursos, sin repetirse, abandonando los recursos de la zarzuela. Hay una superación en argumentos y acción de personajes y la obra es en dos actos.

La obra dramática de Soria continua con una vasta producción, entre ellas: "La beata", "El escudo", "Bodas de oro", "Criollos y Yankees", "Diógenes", "Entre dos fuegos", son obras que marcan el camino ascendente en la labor dramática de Soria.

Otro aspecto en la vida de Ezequiel Soria, fue su actividad intensa en la organización gremial. Se preocupa por los autores teatrales y por proteger su producción. Consiguió que por primera vez un empresario pagase derechos de autor al creador de una obra.

Ezequiel Soria es considerado un maestro, que supo de sacrificios y renunciamientos. Mariano G. Bosch, en los orígenes del teatro argentino, refiriéndose a la influencia de Soria en la formación de maestros artistas: "Soria les enseñó hasta la técnica entre los bastidores, la manera de enseñar y de colocar al apuntador en los ensayos, como la de hacer los tantos o cuadernillos".

Ezequiel Soria tuvo un gran sentimiento nacionalista, que a pesar de su espíritu viajero, recorrió varios países, mantuvo un gran amor por su tierra y sus cosas. Por ello se lo suele llamar el gestor de la zarzuela patriótica.

Como autor y como director, los méritos de Soria, fueron primero, el impulso que supo dar a nuestro teatro, hacia el cual hizo volver la atención del público argentino, concentrada únicamente en las actividades dramáticas extranjeras. Su nombre queda como el de uno de los fundadores del teatro Argentino.

Ezequiel Soria vivió sus últimos años en un barrio humilde, atado a su sillón de enfermo y rodeado de artistas, escritores, periodistas, donde comentaban la aparición del último libro, se criticaba la pieza teatral del momento, la conferencia tal o el concierto del fin de semana

Su vida se extinguió en la ciudad en la que brilló, Buenos Aires, un 24 de Julio de 1.936.

Fuente: Por: Prof. Raúl E. Cano, en Catamarca Guía

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