Barón Biza

Raúl Barón Biza (Córdoba, 1899 – Buenos Aires, 17 de agosto de 1964) fue un escritor y político argentino de la Unión Cívica Radical. Tras una agitada vida privada y pública, se suicidó tras arrojar un vaso de ácido clorhídrico al rostro de su segunda esposa.

Barón Biza era un hombre de acomodada posición, hijo de los millonarios Wilfrid Barón y Catalina Biza, poseedores de grandes latifundios en la provincia de Córdoba. Desde su juventud incursionó en política, apoyando al líder radical Hipólito Yrigoyen, una posición extremadamente inusual en las clases más acomodadas; se abocó también a la literatura, publicando en 1924 el polémico Risas, lágrimas y sedas, y a los negocios. Fue uno de los introductores del cultivo sistemático del olivo en Argentina, y organizó la explotación de minas de wolframio y bismuto en el noroeste del país. De vacaciones en Italia, donde llevaba vida de playboy, conoció en Venecia a la actriz austríaca Rosa Martha Rossi Hoffmann, que actuaba con el seudónimo de Myriam Stefford. Tras un rápido y apasionado romance, el 28 de agosto de 1930 contrajeron matrimonio.

La pareja se afincó en Argentina, alternando la residencia porteña con la estancia "Los Cerrillos" que poseía Barón Biza en Alta Gracia, Córdoba. Entre las peculiaridades del alocado tren de vida de la pareja estaba la afición de Stefford a la aviación; adquirieron un monomotor, con la intención de recorrer con él todas las provincias del país. Antes de obtener su brevet, Stefford ya pilotaba, siendo una de las primeras mujeres piloto de Argentina. Poco antes del primer aniversario de la boda, el 26 de agosto de 1931, participaba en un raid aéreo cuando se precipitó a tierra en Marayes, provincia de San Juan. Las versiones sobre el accidente estuvieron teñidas del más ríspido sensacionalismo, afirmándose que el accidente había sido provocado por el esposo; éste dedicó a la memoria de Stefford un colosal monumento, erigido en el campo familiar. Es un obelisco de hormigón armado, de 82 m de altura, diseñado por el ingeniero Fausto Newton, bajo cuya base hay una cripta abovedada en la que descansan los restos de aquella; lleva la inscripción Viajero, rinde homenaje con tu silencio a la mujer que, en su audacia, quiso llegar hasta las águilas.

Mientras tanto, la situación política de Barón Biza peligraba; había apoyado a José Félix Uriburu cuando este derrocó a Yrigoyen, pese a su antigua simpatía por el político radical, pero poco después comenzó a combatir al régimen de la Década Infame. La publicación de un periódico opositor lo llevó a la persecución y al exilio en Uruguay, pero tampoco allí pudo actuar libremente. La convocatoria de una huelga de protesta contra los gobiernos argentino, uruguayo y brasileño lo llevó a prisión en el país transplatino; es en la cárcel cuando finaliza los trámites de publicación de la más célebre y controvertida de sus obras, El derecho de matar, una novela pornográfico-filosófica en la tradición del Marqués de Sade. Sin embargo, el gobierno de Agustín Justo confiscó en la imprenta la primer tirada completa, e inició contra Barón Biza un proceso por obscenidad. Defendido por Néstor Aparicio, logró con dificultad una absolución, aunque permanecería en la cárcel por razones políticas. No había sido liberado aún cuando, ante la noticia de la muerte de Yrigoyen, alquiló un tren, al que vistió de luto, para transportar desde Córdoba a los radicales que deseasen participar del cortejo fúnebre.

Poco después de su liberación, comenzó una relación romántica con Rosa Clotilde Sabattini, 20 años menor que él, hija de un estrecho amigo suyo, el líder radical Amadeo Sabattini; en 1935 contrajo matrimonio en secreto con ella, que tenía 17 años, lo que marcó la ruptura de su amistad con su padre. El matrimonio abandonó la Argentina, para que la joven siguiera estudios en Suiza y otros países europeos; sería una importante figura en el desarrollo de la pedagogía argentina. En 1940 regresaron al país, pero la persecución política del gobierno peronista los llevó a exiliarse nuevamente en Montevideo. Allí nacerían sus hijos Carlos, Jorge y María Cristina. Regresaron a Argentina a fines de esa década; en octubre de 1950 las desavenencias en la pareja habían llegado a tal extremo que Alberto Sabattini, hermano de la esposa, se batió a duelo con Barón Biza, resultando ambos heridos de bala.

En el interín, la principal ocupación de Barón Biza había sido la literatura, publicando en 1942 Punto Final, la más cruda de sus obras, que le valió un nuevo proceso por obscenidad; más tarde aparecería Todo está sucio. En 1953 su matriminio se rompió definitivamente, y Rosa se trasladó a Montevideo. Cuando Arturo Frondizi alcanzó la presidencia la llamó para encabezar en Consejo Nacional de Educación, y ofreció a Barón Biza un puesto diplomático en Hungría.

El 16 de agosto de 1964, Rosa Sabattini había fijado una visita con sus abogados para dar fin a los trámites de separación legal. En el curso de una discusión, a poco de recibirlos, Barón Biza —que había ofrecido un vaso de whisky a los letrados— repentinamente arrojó el contenido de otro al rostro de su esposa. Contenía ácido clorhídrico, que le produjo gravísimas quemaduras; Barón Biza huyó del lugar mientras los abogados trasladaban a la mujer al Hospital del Quemado, donde fue intervenida en la cara, el pecho y las manos. Tras la denuncia, la policía allanó su residencia al día siguiente; en el dormitorio hallaron el cadáver de Barón Biza, que se había disparado a la sien. Su cuerpo reposa debajo de un olivo, a pocos metros del obelisco que erigiera en honor de Myriam Stefford.

Legó a la municipalidad de Lomas de Zamora una fastuosa propiedad que poseía en la zona, el hoy llamado Parque Barón.

Tanto su ex-mujer como su hija María Cristina y su hijo Jorge se suicidarían en años posteriores.


Obras

Del ensueño (1917)
Alma y carne de mujer (1923)
Risas, lágrimas y sedas (1924)
El derecho de matar (1930-1933)
Por qué me hice revolucionario (1934)
Punto Final (1942)
La gran mentira (194?)
Todo estaba sucio (1963)
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